1. La palabra generosidad tiene un significado especial para el
maestro de Dios. No es el significado usual de la palabra; de hecho, es un
significado que tiene que aprenderse y aprenderse muy bien. Al igual que todos
los demás atributos de los maestros de Dios, éste se basa a fin de cuentas en
la confianza, puesto que sin confianza nadie puede ser generoso en el verdadero
sentido de la palabra. Para el mundo, generosidad significa “dar” en el sentido
de “perder”. Para los maestros de Dios, generosidad significa dar en el sentido
de conservar. Se ha hecho hincapié en esta idea a lo largo del texto, así como
en el libro de ejercicios, pero tal vez sea más extraña para el pensamiento del
mundo que muchas de las otras ideas de nuestro programa de estudios. Lo que la
hace más extraña es el hecho de que es obviamente lo opuesto a la manera de
pensar del mundo. De la manera más clara posible y en el más simple de los
niveles, la palabra significa exactamente lo opuesto para los maestros de Dios
que para el mundo.
2. El maestro de Dios es generoso en interés propio. Pero no nos
referimos aquí al interés propio del que el mundo habla. El maestro de Dios no
quiere nada que él no pueda dar, pues se da cuenta de que, por definición, ello
no tendría ningún valor para él. ¿Para qué lo iba a querer? Solo podría perder
por su causa. No podría ganar nada. Por lo tanto, no busca nada que sea solo
para él, ya que eso sería la garantía de que lo perdería. No quiere sufrir.
¿Por qué entonces iba a querer buscarse dolor? Pero sí quiere conservar todas
las cosas que son de Dios y que, por ende, son para Su Hijo. Ésas son las cosas
que le pertenecen. Ésas sí que las puede dar con verdadera generosidad,
conservándolas de este modo para sí mismo eternamente.
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