1. Los dones de Dios rara vez pueden recibirse directamente. Aun los maestros de Dios más avanzados
sucumben a las tentaciones de este mundo. ¿Sería acaso justo que se les negara la
curación a sus alumnos por esa razón? La Biblia dice: “Pide en el nombre de
Jesucristo”. ¿Es esto simplemente una invocación a la magia? Un nombre no cura
ni tampoco puede una invocación generar ningún poder especial. ¿Qué significado
puede tener entonces apelar a Jesucristo? ¿Qué confiere el invocar su nombre? ¿Por
qué forma parte de la curación pedir en su nombre?
2. Hemos dicho repetidamente que alguien que haya aceptado
perfectamente la Expiación para sí mismo puede sanar el mundo. De hecho, ya lo
hizo. La tentación podrá volver a acosar a otros, pero nunca a Ése. Se ha
convertido en el Hijo de Dios resucitado. Ha vencido a la muerte al haber
aceptado la vida. Se ha reconocido a sí mismo tal como Dios lo creó, y al
hacerlo, reconoció que todo ser vivo forma parte de él. Ahora su poder es
ilimitado porque es el Poder de Dios. De esta manera, su nombre se ha
convertido en el Nombre de Dios, pues ya no se considera a sí mismo separado de
Él.
3. ¿Qué significa esto para ti? Significa que al recordar a Jesús
estás recordando a Dios. Toda la relación del Hijo con el Padre radica en
Jesús. Su papel en la Filiación es también el tuyo, y el hecho de que él
completó su aprendizaje garantiza tu éxito. ¿Se encuentra él aún disponible
para venir en tu ayuda? ¿Qué dijo él mismo al respecto? Recuerda sus promesas y
pregúntate honestamente si sería posible que no las fuera a cumplir. ¿Puede
Dios fallarle a Su Hijo? ¿Y puede Quien es uno con Dios ser distinto de Él? El
que trasciende el cuerpo trasciende también toda limitación. ¿Cómo no iba a
estar disponible el más grande de los maestros para aquellos que lo siguen?
4. El nombre de Jesucristo como tal no es más que un símbolo. Pero
representa un amor que no es de este mundo. Es un símbolo que se puede usar sin
riesgo para reemplazar a los innumerables nombres de todos los dioses a los que
imploras. Constituye el símbolo resplandeciente de la Palabra de Dios, tan
próximo a aquello que representa, que el ínfimo espacio que hay entre ellos
desaparece en el momento en que se evoca su nombre. Recordar el nombre de
Jesucristo es dar gracias por todos los dones que Dios te ha dado. Y la
gratitud hacia Dios se convierte en la manera en que Él es recordado, pues el
amor no puede estar muy lejos de una mente y un corazón agradecidos. Dios puede
entonces entrar fácilmente porque éstas son las verdaderas condiciones que
hacen posible tu retorno al hogar.
5. Jesús ha señalado el camino. ¿Por qué no habrías de estarle
agradecido? Te ha pedido amor, mas solo para él poder dártelo a ti. Tú no te
amas a ti mismo. Pero para Jesús, tu hermosura es tan absoluta e inmaculada que
ve en ella la imagen de su Padre. Tú te conviertes en el símbolo de su Padre
aquí en la tierra. Él tiene sus esperanzas puestas en ti porque no ve límites
en ti ni mancha alguna que opaque tu hermosa perfección. La visión de Cristo
resplandece en sus ojos con perfecta constancia. Él ha permanecido contigo. ¿No
te gustaría aprender la lección de la salvación valiéndote de lo que él ya
aprendió? ¿Para qué empezar de nuevo, cuando él ya recorrió la jornada por ti?
6. Nadie en la tierra puede entender plenamente lo que es el Cielo ni
cuál es el verdadero significado de su Creador. Sin embargo, tenemos testigos.
El que es sabio debe acudir a ellos. Han existido personas cuyo conocimiento
sobrepasó con mucho lo que nosotros podemos aprender. Y no queremos enseñar las
limitaciones que nos hemos impuesto. Nadie que se haya convertido en un maestro
de Dios verdadero y completamente dedicado se olvida de sus hermanos. Lo que
les puede ofrecer, no obstante, se ve limitado por lo que él mismo aprende. Dirígete
entonces hacia uno que abandonó todo límite y fue más allá del punto más
elevado que el aprendizaje puede ofrecer. Él te llevará consigo, pues no llegó
hasta allí solo. Estabas con él entonces, tal como lo estás ahora.
7. Este curso procede de él porque sus palabras llegan a ti en un
lenguaje que puedes amar y comprender. ¿Puede haber otros maestros que señalen
el camino a aquellos que hablan lenguas distintas y recurren a símbolos
diferentes? Por supuesto que sí. ¿Dejaría Dios a uno solo de Sus Hijos sin una
ayuda muy real en tiempos de tribulación, sin un salvador que Lo representase? Por
eso necesitamos un programa de estudios polifacético, mas no porque el
contenido sea diferente, sino porque los símbolos tienen que modificarse y
cambiar para poder ajustarse a las diferentes necesidades. Jesús ha venido a
responder a las tuyas. En él hallarás la Respuesta de Dios. Enseña, entonces,
con él, pues él está contigo; él siempre está aquí.
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