jueves, 13 de febrero de 2020

V. Júbilo


1. El júbilo es el resultado inevitable de la mansedumbre. La mansedumbre significa que ahora el miedo es imposible. ¿Qué podría entonces obstaculizar el júbilo? Las manos abiertas de la mansedumbre están siempre llenas. Los mansos no experimentan dolor. No pueden sufrir. ¿Cómo no van a ser felices? Están seguros de que son amados y de que, por lo tanto, están a salvo. El júbilo va unido a la mansedumbre tan inevitablemente como el pesar acompaña al ataque. Los maestros de Dios confían en Él y están seguros de que Su Maestro va delante de ellos, asegurándose de que no les acontezca ningún daño. Disponen de Sus dones y siguen Su camino porque la Voz de Dios los dirige en todo. El júbilo es su canto de gratitud. Cristo los contempla también con agradecimiento. La necesidad que Él tiene de ellos es tan grande como la que ellos tienen de Él. ¡Qué gozo tan inmenso compartir el propósito de la salvación!

No hay comentarios:

Publicar un comentario