Manual para el Maestro
sábado, 29 de febrero de 2020
29. EN CUANTO A LO DEMÁS...
1. Este manual no pretende responder a todas las preguntas que tanto
maestro como alumno puedan plantear. De hecho, solamente aborda algunas de las
más obvias, a modo de un breve resumen de algunos de los principales conceptos
expuestos en el texto y en el libro de ejercicios. No es, sin embargo, un
substituto de ninguno de ellos, sino meramente un suplemento. Aunque su título
es Manual para el maestro, no hay que olvidar que el tiempo es lo único que
separa al maestro del alumno, de manera que la diferencia entre ellos es, por
definición, temporal. Es posible que a algunos alumnos les sea más útil leer
primero el manual. A otros les puede resultar mejor empezar con el libro de
ejercicios. Y quizá habrá otros que necesiten empezar en el nivel más abstracto
que ofrece el texto.
2. ¿Qué es mejor para unos y qué es mejor para otros? ¿Quién sacaría
mayor provecho de rezar solamente? ¿Quién necesita tan solo una sonrisa, al no estar
aún listo para nada más? Nadie debe tratar de responder a estas preguntas por
su cuenta. Es indudable que ningún
maestro de Dios ha llegado hasta este punto sin haberse dado cuenta de
esto. El programa de estudios es
altamente individualizado, y todos sus aspectos están bajo el cuidado y la
dirección especial del Espíritu Santo. Pregunta y Él te contestará. Ésa es Su
responsabilidad, y solo Él está capacitado para asumirla. Responder es Su
función. Dirigirle a Él tus preguntas es la tuya. ¿Querrías ser responsable de
decisiones de cuyos antecedentes sabes tan poco? Alégrate de tener un Maestro
que no puede equivocarse. Sus respuestas son siempre acertadas. ¿Podrías tú
decir lo mismo de las tuyas?
3. Hay otra ventaja—y muy importante por cierto—en poner cada vez más
en manos del Espíritu Santo todas las decisiones. Aunque su importancia es
obvia, tal vez no hayas pensado en este aspecto: seguir las directrices del
Espíritu Santo es permitirte a ti mismo quedar absuelto de toda culpa. Es la
esencia de la Expiación. Es el núcleo central del programa de estudios. La
imaginaria usurpación de funciones que no te corresponden es la causa del
miedo. El mundo que ves refleja la ilusión de que has usurpado una función que
no te corresponde, haciendo que el miedo sea inevitable. Devolver dicha función
a Quien le corresponde es, por lo tanto, la manera de escapar del miedo. Y esto
es lo que hace posible que el recuerdo del amor retorne a ti. No pienses,
entonces, que necesitas seguir la dirección del Espíritu Santo solo por razón
de tus insuficiencias. Necesitas seguirla porque es la manera de escaparte del
infierno.
4. He aquí una vez más la paradoja a la que frecuentemente se hace
referencia en el curso. Decir: “No puedo hacer nada por mi cuenta” es ganar todo
poder. Esto, sin embargo, no es más que una aparente paradoja. Tal como Dios te
creó, dispones de todo poder. La imagen que has forjado de ti mismo no tiene
ninguno. El Espíritu Santo conoce la verdad acerca de ti. La imagen que tú has
forjado, no. Sin embargo, a pesar de su obvia y absoluta ignorancia, dicha
imagen asume que lo sabe todo porque le has infundido esa creencia. Eso es lo
que enseñas y lo que enseña el mundo que se fabricó para apoyarla. Mas el
Maestro que conoce la verdad no se ha olvidado de ella. Sus decisiones
benefician a todos por igual al estar totalmente desprovistas de ataque. Y son,
por lo tanto, incapaces de generar culpabilidad.
5. Aquel que asume un poder que no posee se está engañando a sí mismo.
Sin embargo, aceptar el poder que Dios le ha dado, no es sino reconocer a su
Creador y aceptar Sus dones. Y Sus dones no tienen límite. Pedirle al Espíritu
Santo que decida por ti es simplemente aceptar tu verdadera herencia. ¿Quiere
esto decir que no puedes decir nada sin antes consultarlo con Él? ¡Por supuesto
que no! Eso no sería en modo alguno práctico, y el enfoque de este curso es
primordialmente práctico. Si has formado el hábito de pedir ayuda en toda
circunstancia o situación, puedes estar seguro de que te dará sabiduría cuando
la necesites. Prepárate para ello cada mañana; recuerda a Dios cuantas veces
puedas a lo largo del día; pídele ayuda al Espíritu Santo siempre que te sea
posible, y por la noche, dale las gracias por Su guía. Tu confianza estará
ciertamente bien fundada.
6. Nunca olvides que el Espíritu Santo no depende de tus palabras. Él
comprende las peticiones de tu corazón y las colma. ¿Quiere esto decir que
mientras te siga atrayendo el ataque Él te responderá con maldad? Por supuesto
que no. Dios le ha dado el poder de traducir las oraciones de tu corazón a Su
lenguaje. El Espíritu Santo comprende que un ataque es una petición de ayuda y, por consiguiente, responde ofreciendo
ayuda. Dios sería cruel si permitiese que tus palabras reemplazaran a las
Suyas. Un padre amoroso no deja que su hijo se lastime ni que se destruya a sí
mismo. El hijo podrá pedir lo que le haría daño, pero aun así su padre lo
protege. ¿Y no ama tu Padre a Su Hijo muchísimo más que eso?
7. Recuerda que tú eres Su Compleción y Su Amor. Recuerda que tu
debilidad es Su Fortaleza. Pero no interpretes esto a la ligera o erróneamente.
Si Su Fortaleza está en ti, lo que percibes como tu debilidad no es más que una
ilusión. Y Él te ha proporcionado los medios para probarlo. Pídele todo a Su
Maestro y todo se te dará. No en el futuro, sino inmediatamente: ahora mismo. Dios
no espera, pues esperar comporta tiempo y Él es intemporal. Olvida tus absurdas
imágenes, tu sensación de debilidad y el temor a ser herido; tus sueños de
peligro y todas las “cosas malas” que has hecho. Dios solo conoce a Su Hijo,
Quien sigue siendo exactamente tal como fue creado. Yo te pongo en Sus Manos
con plena confianza y doy gracias por ti de que así sea.
8. Y ahora, bendito seas en
todo lo que hagas. Dios te pide ayuda para salvar el mundo. Maestro de Dios, Él
te ofrece Su Gratitud y el mundo entero queda en silencio ante la Gracia del
Padre que traes contigo. Tú eres el Hijo que Él ama, y te es dado ser el medio
a través del cual Su Voz se oye por todo el mundo, para poner fin a todo lo
temporal, para acabar con la visión de todo lo visible y para des-hacer todas
las cosas cambiantes. A través de ti se anuncia un mundo que, aunque no se ve
ni se oye, está realmente ahí. Santo eres, y en tu luz el mundo refleja tu
santidad, pues no estás solo y sin amigos. Doy gracias por ti y me uno a tus
esfuerzos en Nombre de Dios, sabiendo que también lo son en mi nombre y en el
nombre de todos aquellos que junto conmigo se dirigen a Dios. AMÉN
28. ¿QUÉ ES LA RESURRECCIÓN?
1. La resurrección, dicho
llanamente, es la superación de la muerte o el triunfo sobre ella. Es un
redespertar o renacimiento; un cambio de parecer con respecto al significado
del mundo. Es la aceptación de la interpretación del Espíritu Santo con
respecto al propósito del mundo; la aceptación de la Expiación para uno mismo. Es
el fin de los sueños de aflicción y la jubilosa conciencia del sueño final del
Espíritu Santo. Es el reconocimiento de los dones de Dios. Es el sueño en el
que el cuerpo opera perfectamente al no tener otra función que la de ser un
medio de comunicación. Es la lección con la que concluye el aprendizaje, pues
con ella se consuma y se supera. Es la invitación a Dios para que dé el paso
final. Es el abandono de cualquier otro propósito, cualquier otro interés,
cualquier otro deseo o cualquier otro empeño. Es el deseo único que el Hijo
tiene por su Padre.
2. La resurrección, al ser la afirmación de la vida, es la negación de
la muerte. De esta manera, la forma de pensar del mundo se invierte por
completo. Ahora se reconoce que la vida es la salvación, y cualquier clase de
dolor o aflicción se percibe como el infierno. Ya no se le teme al amor, sino
que se le da jubilosamente la bienvenida. Los ídolos han desaparecido y el
recuerdo de Dios brilla en el mundo sin ninguna obstrucción. Se ve la faz de
Cristo en todo ser vivo y no se mantiene nada en la obscuridad, excluido de la
luz del perdón. Ya no quedan pesares sobre la tierra. El júbilo del Cielo ha
descendido sobre ella.
3. Ahí termina el programa de estudios. De ahí en adelante no habrá necesidad
de más instrucciones. La visión ha sido totalmente corregida y todos los
errores han sido des-hechos. El ataque
no tiene sentido y la paz ha llegado. Se ha alcanzado la meta del programa de
estudios. Los pensamientos se dirigen hacia el Cielo y se apartan del infierno.
Todo anhelo queda satisfecho, pues, ¿qué queda ahora que aún necesite respuesta
o esté incompleto? La última ilusión se extiende sobre el mundo, perdonándolo
todo y substituyendo todo ataque. Se ha logrado la inversión total. No queda
nada que contradiga la Palabra de Dios. No hay nada que se oponga a la verdad. Y
ahora, por fin, la verdad puede llegar. ¡Cuán pronto vendrá cuando se la invite
a entrar y a envolver semejante mundo!
4. Todos los corazones palpitantes se encuentran tranquilos y llenos
de una gran expectación porque la hora de lo eterno está por llegar. La muerte
no existe. El Hijo de Dios es libre. Y en su libertad radica el fin del miedo. Ya
no quedan en la tierra lugares ocultos que puedan dar refugio a ilusiones
enfermizas, a sueños de temor o a falsas percepciones del universo. Todas las
cosas se ven en la luz, y en la luz se transforma y se comprende su propósito. Y
nosotros, los Hijos de Dios, nos levantamos del polvo y contemplamos nuestra
perfecta impecabilidad . El canto del Cielo se escucha por todo el mundo, a
medida que éste es elevado y conducido a la verdad.
5. Ahora no hay distinciones. Las diferencias han desaparecido y el Amor
se contempla a Sí Mismo. ¿Qué necesidad hay ahora de otro panorama? ¿Queda algo que la visión pueda llevar a
cabo? Ya hemos visto la faz de Cristo,
Su Impecabilidad y Su Amor tras toda forma y más allá de todo propósito. ¡Somos
santos porque Su Santidad en verdad nos ha liberado! Y aceptamos Su Santidad
como nuestra, como en efecto lo es. Y seremos eternamente tal como Dios nos
creó, y lo único que deseamos es que Su Voluntad sea la nuestra. Las fantasías de otra voluntad separada
desaparecen, pues hemos encontrado unidad de propósito.
6. Éstas son las cosas que nos aguardan a todos, pero aún no estamos
listos para darles la bienvenida jubilosamente. Mientras quede una sola mente
poseída por sueños de maldad, el pensamiento del infierno será real. Los
maestros de Dios tienen como meta despertar las mentes de aquellos que duermen
y ver la visión de la faz de Cristo ocupar el lugar de lo que ellas sueñan. El
pensamiento de asesinato es reemplazado por bendiciones. Se abandonan los
juicios y se le entregan a Aquel cuya función es juzgar. Y en Su Juicio Final
se restaura la verdad del santo Hijo de Dios. Él ha sido redimido, pues ha
escuchado la Palabra de Dios y ha comprendido su significado. Es libre porque
ha permitido que la Voz de Dios proclame la verdad. Y todos aquellos a quienes
antes pensó crucificar resucitan ahora con él, a su lado, según se prepara con
ellos para encontrarse con su Dios.
27. ¿QUÉ ES LA MUERTE?
1. La muerte es el sueño central de donde emanan todas las ilusiones. ¿No
es acaso una locura pensar que la vida no es otra cosa que nacer, envejecer,
perder vitalidad y finalmente morir? Ya hemos planteado esta pregunta
anteriormente, pero ahora debemos examinarla con mayor detenimiento. La
creencia fija e inalterable del mundo es que todas las cosas nacen para morir. Se
considera que así es como “opera la naturaleza”, y que no se debe poner en tela
de juicio, sino que debe aceptarse como la ley “natural” de la vida. Lo
cíclico, lo cambiante y lo incierto; lo inestable y lo inconstante; lo que de
alguna manera crece y mengua siguiendo una trayectoria determinada es lo que se
considera la Voluntad de Dios. Y nadie se pregunta si un Creador benigno
hubiese podido disponer algo así.
2. Si el universo que percibimos fuese tal como Dios lo creó, sería
imposible pensar que Dios es amoroso. Pues aquel que ha decretado que todas las
cosas mueran y acaben en polvo, desilusión y desesperanza, no puede sino
inspirar temor. Tu insignificante vida está en sus manos, suspendida de un hilo
que él está listo para cortar sin que Le importe o lo lamente, tal vez hoy
mismo. Y aun si esperase, el final es seguro de todas formas. El que ama a un
dios así no conoce el amor, ya que ha negado que la vida sea real. La muerte se ha convertido en el símbolo de la
vida. Su mundo es ahora un campo de batalla, en donde reina la contradicción y
los opuestos luchan en una guerra interminable. Donde hay muerte la paz es
imposible.
3. La muerte es el símbolo del temor a Dios. La idea de la muerte
oculta Su Amor y lo mantiene al margen de la conciencia cual un escudo puesto
en alto para bloquear el sol. Lo siniestro de este símbolo basta para demostrar
que la muerte no puede coexistir con Dios. La muerte muestra una imagen del
Hijo de Dios en la que éste acaba “descansando en paz” en los brazos de la
devastación, donde los gusanos lo esperan para darle la bienvenida y, gracias a
su muerte, prolongar un poco más su propia existencia. Mas los gusanos están igualmente
condenados a morir. Y de esta forma, todas las cosas viven gracias a la muerte.
En la naturaleza, el devorarse unos a otros es “ley de vida”. Dios está loco y solo
el miedo es real.
4. La extraña creencia de que una parte de las cosas que mueren puede
seguir existiendo separada de lo que muere, tampoco proclama a un Dios amoroso
ni vuelve a sentar las bases para que se tenga confianza. Si la muerte es real
para una sola cosa, la vida no existe. La muerte niega la vida. Pero si la vida
es real, lo que se niega es la muerte. En esto no puede haber transigencia
alguna. O bien existe un dios de miedo o bien Uno de Amor. El mundo intenta
hacer miles de transigencias al respecto y tratará de hacer mil más. Ni una
sola puede ser aceptable para los maestros de Dios, ya que ninguna de ellas
sería aceptable para Dios. Él no creó la muerte, puesto que no creó el miedo. Para
Él ambas cosas están igualmente desprovistas de sentido.
5. La “realidad” de la muerte está firmemente arraigada en la creencia
de que el Hijo de Dios es un cuerpo. Y si Dios hubiese creado cuerpos, la muerte
sería ciertamente real. Pero en ese caso Dios no sería amoroso. Ningún otro
punto ilustra de forma tan evidente el contraste entre la percepción del mundo
real y la del mundo de las ilusiones. Si Dios es Amor, la muerte es, de hecho,
la muerte de Dios. Por lo tanto, Su Propia Creación no puede sino temerle. Dios
no es un Padre, sino un destructor; un vengador, no un Creador. Sus
Pensamientos son aterradores y Su Imagen temible. Contemplar Sus Creaciones es
morir.
6. “El último enemigo destruido
será la muerte.” ¡Por supuesto que sí! Sin la idea de la muerte no habría
mundo. Todos los sueños acabarán con éste. Ésta es la meta final de la
salvación, el fin de todas las ilusiones. Y todas las ilusiones nacen de la
muerte. ¿Qué puede nacer de la muerte y tener vida? Por otra parte, ¿qué puede
originarse en Dios y morir? Las inconsistencias, las transigencias y los ritos
que el mundo fomenta en sus vanos intentos de aferrarse a la muerte y al mismo
tiempo pensar que el amor es real, no son más que necios trucos mágicos,
ineficaces y desprovistos de sentido. Dios es, y en Él todas las cosas creadas
no pueden sino ser eternas. ¿No ves que de no ser así Él tendría un opuesto y
el miedo sería tan real como el amor?
7. Maestro de Dios, tu única tarea puede definirse de la siguiente
manera: no hagas ningún trato en el que la muerte sea parte integrante. No
creas en la crueldad ni permitas que el ataque oculte la verdad de ti. Lo que
parece morir, tan solo se ha percibido incorrectamente y se ha llevado al campo
de las ilusiones. De ahí que tu tarea sea ahora permitir que las ilusiones sean
llevadas ante la verdad. Mantente firme solo en esto: no te dejes engañar por
la “realidad” de ninguna forma cambiante. La verdad no cambia ni fluctúa, ni
sucumbe ante la muerte o ante la destrucción. ¿Y cuál es el final de la muerte?
Nada más que esto: el reconocimiento de que el Hijo de Dios es inocente ahora y
siempre. Nada más que eso. Pero no olvides que tampoco es menos.
26. ¿ES POSIBLE LLEGAR A DIOS DIRECTAMENTE?
1. Sin duda alguna se puede llegar a Dios directamente, pues no hay
ninguna distancia entre Él y Su Hijo. La conciencia de lo que Dios es se
encuentra en la memoria de cada uno y Su Palabra está impresa en el corazón de
todos. No obstante, dicha conciencia y dicha memoria solo podrán traspasar el
umbral del reconocimiento cuando se hayan eliminado todos los obstáculos que se
oponen a la verdad. Mas ¿para cuántos es éste el caso? De ahí el papel esencial
de los maestros de Dios. Y aunque ellos tampoco han alcanzado todavía el
entendimiento necesario, se han unido a otros. Esto es lo que los diferencia
del resto del mundo. Y esto es lo que permite que otros abandonen el mundo con
ellos. Solos no son nada. Pero en su unión reside el Poder de Dios.
2. Hay quienes han llegado a Dios directamente, al haber dejado atrás
todo límite mundano y al haber recordado perfectamente su Identidad. A éstos se
les podría llamar Maestros de maestros porque, aunque ya no se les puede ver,
todavía se puede invocar su imagen. Y aparecerán en el momento y en el lugar en
que pueda ser de utilidad que lo hagan. A quienes su aparición les podría atemorizar,
les dan sus ideas. Nadie puede invocarlos en vano. No hay nadie de quien ellos
no sean conscientes. Son conscientes de todas las necesidades, y reconocen y
pasan por alto todos los errores. Llegará un día en que todo esto se entenderá
claramente. Mientras tanto, ellos les dan todos sus dones a los maestros de
Dios que acuden a ellos en busca de ayuda, pidiendo todas las cosas en el
nombre de ellos y en ningún otro.
3. Es posible que en algunas ocasiones un maestro de Dios tenga una
breve experiencia de unión directa con Dios. Sin embargo, es casi imposible que
en este mundo una experiencia así pueda perdurar. Tal vez se pueda alcanzar
tras mucha devoción y dedicación, y luego conservarse durante gran parte de la
estancia en la tierra. Mas eso es tan raro, que no se puede considerar una meta
realista. Si sucede, bien. Si no sucede, bien también. Todos los estados
mundanos son en cualquier caso ilusorios. Si se alcanzase a Dios directamente
en una conciencia continua, el cuerpo no se podría conservar por mucho tiempo. Aquellos
que han abandonado el cuerpo con el único propósito de ser de ayuda a los que
aún están aquí son en verdad muy pocos. Y ellos necesitan ayudantes que aún se
encuentren en cautiverio y que aún estén dormidos para que con su despertar
pueda oírse la Voz de Dios.
4. No te desesperes, pues, por causa de tus limitaciones. Tu función
es escapar de ellas, no que no las tengas. Si quieres ser oído por los que
sufren, tienes que hablar su lengua. Si quieres ser un salvador, tienes que
entender de qué es de lo que hay que escapar. La salvación no es algo teórico. Examina
el problema, pide la respuesta y, cuando te llegue, acéptala. No tardará mucho
en llegar. Se te proveerá de toda la ayuda que estés dispuesto a aceptar, y
toda necesidad que tengas será satisfecha. Por lo tanto, no nos preocupemos
demasiado por objetivos para los que todavía no estás listo. Dios te acepta en
el nivel en el que estás y te da la bienvenida. ¿Qué más podrías desear, cuando
esto es todo lo que necesitas?
25. ¿SON DESEABLES LOS PODERES “PSÍQUICOS”?
1. La respuesta a esta pregunta es muy parecida a la anterior. No
existen poderes “antinaturales”, e inventar un poder que no existe es obviamente
recurrir a la magia. Es igualmente obvio, sin embargo, que cada individuo tiene
un sinnúmero de capacidades de las que no es consciente. A medida que su
conciencia se expanda, es posible que desarrolle facultades que le parezcan muy
sorprendentes. No obstante, nada que él pueda hacer puede compararse en lo más
mínimo con la gloriosa sorpresa de recordar Quién es. Si deja que todo su
aprendizaje y todos sus esfuerzos se dirijan hacia esa gran sorpresa final, no
querrá que las pequeñas sorpresas que se puedan presentar en el camino lo
retrasen.
2. Ciertamente hay muchos poderes “psíquicos” que están claramente de
acuerdo con los postulados de este curso. La comunicación no se limita
únicamente a la reducida gama de canales que el mundo reconoce. Si así fuese, no tendría objeto tratar de
enseñar la salvación. Sería imposible
hacerlo. Los límites que el mundo impone
a la comunicación son los mayores obstáculos para una experiencia directa del
Espíritu Santo, Quien siempre está aquí y Cuya Voz está siempre presta a ser
oída. Estos límites se establecen por
miedo, pues sin ellos las paredes que circundan todos los lugares separados del
mundo se derrumbarían ante el santo sonido de Su Voz. Aquel que de alguna manera trasciende estos
límites, está simplemente volviéndose más natural. No está haciendo nada especial y no hay nada
mágico en sus logros.
3. Las facultades aparentemente nuevas que se pueden adquirir en el
camino hacia Dios pueden ser muy útiles. Cuando se le entregan al Espíritu
Santo y se usan bajo Su dirección, se convierten en recursos de enseñanza muy
valiosos. Ante esto, la cuestión de cómo surgen es irrelevante. Lo único que hay que tener en cuenta es el uso
que se les da. Si se consideran como fines en sí mismas, independientemente de
cómo se haga esto, el progreso se demorará. Su valor no reside tampoco en que prueben
nada: ya sean logros del pasado, conexiones insólitas con lo “invisible” o
favores “especiales” provenientes de Dios. Dios no hace favores especiales, y nadie posee
ningún poder que no esté al alcance de los demás. La posesión de poderes especiales solo se
puede “demostrar” mediante el uso de trucos mágicos.
4. Nada que sea genuino puede usarse para engañar. El Espíritu Santo
es incapaz de engañar y solo puede valerse de facultades genuinas. Lo que se
usa con fines mágicos a Él le resulta inservible. Y lo que Él usa no se puede
emplear para la magia. Existe, sin embargo, una atracción especial por las
capacidades poco usuales que las hace curiosamente tentadoras. Poseen poderes
que el Espíritu Santo quiere y necesita. Mas el ego ve en esos mismos poderes
una oportunidad para vanagloriarse. Cuando los poderes se convierten en
debilidades es ciertamente trágico. Lo que no se le entrega al Espíritu Santo,
no puede sino entregársele a la debilidad, pues lo que se le niega al amor se
le da al miedo y, como consecuencia, será temible.
5. Incluso los que han dejado de valorar las cosas materiales del
mundo pueden dejarse engañar por los poderes “psíquicos”. Al dejar de
interesarse por los regalos materiales del mundo, el ego se ve seriamente
amenazado. Mas todavía puede ser lo suficientemente fuerte como para recobrarse
valiéndose de esta nueva tentación a fin de recuperar fuerzas mediante
artimañas. Muchos en esa situación no se percatan de las defensas del ego, si
bien no es que éstas sean precisamente sutiles. Sin embargo, mientras se tenga
el más mínimo deseo de ser engañado, el engaño se producirá fácilmente. Ahora
el “poder” deja de ser una facultad genuina y ya no se puede contar con él. Es
casi inevitable que el individuo refuerce las incertidumbres que tiene acerca
de su “poder” engañándose cada vez más a sí mismo a no ser que cambie de
parecer con respecto a su propósito.
6. Cualquier facultad que alguien desarrolle tiene el potencial de ser
usada para el bien. En esto no hay excepciones. Y cuanto más insólito e
imprevisto sea el poder, mayor será su potencial para servir de ayuda. La
salvación tiene necesidad de todas las facultades, pues lo que el mundo quiere
destruir, el Espíritu Santo lo quiere restaurar. Se han usado las facultades
“psíquicas” para invocar al demonio, lo cual no hace otra cosa que reforzar el
ego. Mas estas facultades pueden ser también un canal de esperanza y curación
si se ponen al servicio del Espíritu Santo. Aquellos que han desarrollado
poderes “psíquicos” no han hecho sino permitir que se erradiquen de sus mentes
algunas de las limitaciones que ellos mismos les habían impuesto. Si utilizan
esta mayor libertad para aprisionarse aún más, no harán sino imponerse mayores limitaciones.
El Espíritu Santo tiene necesidad de esos dones, y quienes se los ofrecen a Él
y solo a Él caminan con la gratitud de Cristo en sus corazones y con Su santa
visión siguiéndoles muy de cerca.
24. ¿EXISTE LA REENCARNACIÓN?
1. En última instancia, la reencarnación es imposible. El pasado no
existe ni el futuro tampoco, y la idea de nacer en un cuerpo ya sea una o
muchas veces no tiene sentido. La reencarnación, por lo tanto, no puede ser
verdad desde ningún punto de vista. Nuestra única pregunta debería ser: “¿Es un
concepto útil?” Y eso depende, por supuesto, del uso que se le dé. Si se usa
para reforzar el reconocimiento de la naturaleza eterna de la vida, es
ciertamente útil. ¿Qué otra pregunta con respecto a la reencarnación podría ser
útil para arrojar luz sobre el camino? Al igual que muchas otras creencias,
ésta puede usarse desacertadamente. En el mejor de los casos, el mal uso que se
hace de ella da lugar a preocupaciones y tal vez a orgullo por el pasado. En el
peor de los casos, provoca inercia en el presente. Y entre estos dos extremos,
puede dar lugar a muchísimas insensateces.
2. La reencarnación no sería, en ningún caso, el problema con el que
hay que lidiar ahora. Si la reencarnación fuese responsable de algunas de las
dificultades a las que el individuo se enfrenta ahora, su única tarea seguiría
siendo la de escapar de ellas ahora. Si está sentando las bases para una vida
futura, aun así solo ahora puede solventar el asunto de su salvación. Puede que
algunos hallen consuelo en el concepto, y si eso es así, su valor es evidente. Lo
cierto es, sin embargo, que tanto los que creen en la reencarnación como los
que no, pueden encontrar el camino que conduce a la salvación. Por lo tanto, no
puede considerarse que sea una idea esencial en el programa de estudios. Siempre
existe cierto riesgo en ver el presente en función del pasado. Mas siempre hay
algo bueno en cualquier pensamiento que refuerce la idea de que la vida y el
cuerpo no son lo mismo.
3. Para nuestros propósitos, no sería útil adoptar una postura
definitiva al respecto. Un maestro de Dios debe ser igualmente útil para los
que creen en la reencarnación como para los que no. Exigirle una postura
definitiva simplemente limitaría su utilidad, así como su propia capacidad de
decisión. Nuestro curso no se ocupa de ningún concepto que no sea aceptable
para cualquier persona, independientemente de sus creencias previas. Bastante
tendrá con lidiar con su ego, como para añadir controversias sectarias a su
carga. Tampoco sería ventajoso que alguien aceptara el curso prematuramente solo
porque éste apoya una creencia que él ha albergado por mucho tiempo.
4. No puede hacerse demasiado hincapié en el hecho de que lo que el
curso se propone es una completa inversión del pensamiento. Cuando esto
finalmente se logre, cuestiones tales como la validez de la reencarnación
dejarán de tener sentido. Hasta entonces, es probable que sean simplemente
motivo de controversia. El maestro de Dios, por lo tanto, hará bien en alejarse
de todas esas cuestiones, ya que aparte de ellas es mucho lo que tiene que
enseñar y aprender. Debe aprender y enseñar que las cuestiones teóricas no son
más que una pérdida de tiempo, puesto que desvían al tiempo del propósito que
se le asignó. Si un concepto o una creencia tienen aspectos útiles, se le dirá.
También se le dirá cómo usarlos ¿Qué más necesita saber?
5. ¿Quiere decir esto que el maestro de Dios no debe creer en la
reencarnación ni discutirla con otros que sí creen en ella? ¡Por supuesto que
no! Si él cree en la reencarnación, sería un error que renunciase a su creencia
a menos que su Maestro interno así se lo aconsejase. Y eso es muy poco
probable. Es posible que se le indique que está haciendo un mal uso de la
creencia, de tal manera que ello resulta perjudicial tanto para el progreso de
su alumno como para el suyo propio. En ese caso, se le recomendaría una
reinterpretación, puesto que es necesaria. Lo único que se tiene que reconocer,
no obstante, es que el nacimiento no fue el principio y que la muerte no es el
final. Mas ni siquiera esto se requiere del principiante. Él solo necesita
aceptar la idea de que lo que sabe no es necesariamente todo lo que es posible
aprender. Su jornada habrá comenzado.
6. El énfasis de este curso es siempre el mismo: en este momento es
cuando se te ofrece total salvación y en este momento es cuando puedes
aceptarla. Ésa sigue siendo tu única responsabilidad. La Expiación se puede
equiparar al escape total del pasado y a la total falta de interés por el
futuro. El Cielo está aquí. No existe ningún otro lugar. El Cielo es ahora. No
existe ningún otro tiempo. Los maestros de Dios no se interesan por ninguna
enseñanza que no conduzca a esto. Todas las creencias apuntan a ello si han
sido interpretadas correctamente. En este sentido, se puede decir que su verdad
está determinada por su utilidad. Todas las creencias que facilitan el progreso
se deben respetar. Éste es el único criterio que este curso requiere. No se
requiere nada más.
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